Solo recuerdo la sangre.
El momento en el que el cielo rompió su silencio con una
tormenta, donde el miedo y la
desesperación nacieron de un grito. Un grito desesperado que se produce por la…
muerte.
“¡¿Mama?! No te veo…
¡MAMA!, no me dejes por favor, no me dejes mama por dios no, ¡mama no!”
Eso recuerdo, su rostro, su cuerpo inerte, yaciendo en el
suelo. Tras ese recuerdo jure venganza.
Aquel día, lo recuerdo como si fuera ayer. Era marzo; 15 de
marzo para ser exactos.
Fui con mi mama a la tarde a la plaza, era muy bonita en ese
entonces ahora nada es bonito. Recuerdo que de esa plaza mi hamaca favorita era
la azul, y esa tarde ella me hamaco en
esa, con tal fuerza que sentía que volaba, sentía que mis sueños los podía
alcanzar con solo estirar los brazos, que fácil fue soñar, pero tuvo que pasar
eso para que dejara de vivir en las nubes.
Ya era tarde
-¡Vamos ale! Volvamos a casa- me decía estirando la mano y
con una sonrisa enorme, tanto que me
tocaba el corazón y me hacia sentir el niño mas feliz del mundo, y lo fui, en sus brazos siempre fui feliz,
luego ya no.
Llegamos a la casa y me hizo la cena, solo vivíamos nosotros
dos, no teníamos mucho dinero pero vivíamos bastante bien. Comí y me hizo
acostar, me arropo bien y de una manera tan dulce que solo faltaba que me
abrazara y me dijera “buenas noches que descanses bien mi vida”. Siempre lo fue
todo, siempre fue lo más importante, tanto que quería protegerla, con mi vida,
pero…no pude, ¡caramba! No pude.
Un ruido interrumpió mi sueño, y un grito para mi infernal
me hizo bajar con toda la rapidez posible,
al bajar vi un hombre alto con
una cicatriz en su cuello corriendo hacia la puerta y desapareció, pero en el
suelo… en el suelo de la sala estaba mi madre, tirada, muriéndose, lo único que
llego a hacer antes de cerrar sus ojos fue mirarme, sonreírme con la misma
calidez y cerro sus ojos para siempre.
Me entere que un vecino llamo a la policía, y de ahí llevaron a mi madre al hospital, pero falleció en el camino. ¿Qué
paso conmigo? Fui a un orfanato. En síntesis, el verdadero infierno. En el orfanato solo conocía el significado de
dos palabras, sobrevivir o morir. Me dirán exagerado, pero no. Muchas veces en
ese tipo de orfanatos hay un grupo que se quiere escapar, la mía no era una
excepción; forme un grupo con dos integrantes,
Sofía y Lucas (eran hermanos), ahora la pregunta del millón seria, ¿Por
qué nos queríamos escapar?, por el simple de hecho de que éramos torturados de
la formas mas horrible, muchos de nosotros
hemos terminado con cicatrices en nuestro cuerpo y un recuerdo horroroso
en nuestra mente. Yo lo he visto, y para
mi desgracia lo he vivido. El dueño del orfanato nos sacaba uno por uno y nos
ponía en un cuarto oscuro, nos ataba a una silla y nos torturaba por dicha o
placer, una de las cosas que nos hacia era quemarnos los brazos con
cigarrillos, nos clavaba agujas por el
cuerpo, nos golpeaba. Todos los que éramos rebeldes… sufríamos las
consecuencias, a los buenitos por así decirlo los vendía, vallan a saber a
ustedes que fue de ellos, la verdad ojala estén bien. Lo que no puedo perdonar
es a ese desgraciado, a ese maldito, a
ese jefe, que torturándome descubrí
algo, una cicatriz, la misma… ¡LA MISMA
POR AMOR DE DIOS! Era la misma cicatriz, la de aquel vil hombre que escapo de mi casa sin
verle el rostro, era el, ¡CARAMBA ERA
EL!. Mis ojos se llenaron de odio, de desprecio, quería matarlo en ese mismo
instante, pero en la situación en la que me encontraba no era conveniente, no
iba a poder vengarme si hacia eso.
Después de haberme dado cuenta de tal
verdad, conocí a Sofía, una chica
demasiado dulce, inocente, tierna, como mi madre… no merecía tal dolor, tal
sufrimiento, no lo merecía, me presento
a su hermano, Lucas, un buen muchacho, valiente de los míos, ellos estaban ahí por que su madre los
abandono ahí, sin motivo alguno, pero
Lucas quería venganza, le he preguntado
el por que y me a contestado “ le hare pagar el dolor que le ocasiona a mi
hermana” yo le dije que lo ayudaría.
Planeamos la fuga. Simple nada difícil, esperar a que todos
durmieran, y adormecer bien a el
pelotudo del jefe para que no viera lo que haríamos, eso fue lo mas difícil y complicado y si nos
vallaba estábamos muertos.
¡Pero fue un éxito! Dios se puso de nuestra parte, aunque
tendríamos en nuestra conciencia o mas
en la mía y la de Lucas del pecado de la
muerte, pero ambos teníamos un objetivo, proteger, yo no pude así que protegería a su hermana como no pude con mi
madre.
Todo estaba
listo. Él ya estaba atado, en su propia cama, Sofía y Lucas protegían la
entrada y yo solo con el, para declarar
mi venganza, aplicando las torturas mas dolorosas posibles para luego matarlo.
Lo primero, espere que despertara, y al despertar le conté
una historia, bastante corta, empezaba
con un asesinato que el cometió. Se puso pálido, pero aun mostraba esa
tranquilidad asesina.
Se puso nervioso cuando le dije que ese niño del relato era
yo.
“sufrirás el mismo dolor”
Fueron mis palabras y comencé con la tortura. Primero le
clave las agujas que nos clavaba en sus brazos, segundo lo golpee con el palo
con el que él nos pegaba. Tercero le queme la cara con los cigarrillos, cuarto… le corte la lengua y el tiro de gracia… lo degollé. Su cabeza
para mi era un trofeo de gloria, mi
venganza se había completado oficial. Había hecho justicia por mi parte, ya que
ustedes no lograron hacer nada. Solo me dejaron abandonado. ¿Qué paso son Sofía
y Lucas? A ellos los adopto una
familia hermosa, son felices ahora, y todos los niños de ese orfanato fueron
liberados, algunos devueltos a sus casas, otros fueron a nuevas casas a empezar
de nuevo su vida, por mi parte ya no me interesa lo que me pase, ya cumplí mi
juramento.
Si, lo se oficial,
cometí un asesinato, ante sus ojos, ante los míos fueron justicia, pero
iré sin resentimientos, ya no me espera nada en esta vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario